martes, 5 de enero de 2016

LA BASTARDA PARTE 25

LUNES 18 DE MAYO

Esperanza y el resto de su "familia" se encontraban desayunando cuando a través de la radio anunciaron el asesinato del padre Epifanio.

Hoy nuestro pueblo, nuestro querido pueblo está de luto. El padre Epifanio Sánchez, quien desde hace varios años se había convertido en el custodio de la moral de este pueblo, fue víctima de un ataque sicarial ayer en horas de la noche justo después de que oficiara la que sería su última misa. Al parecer el sacerdote acudía a casa de una persona moribunda con el fin de aplicarle los santos óleos, cuando fue interceptado por motorizados que le propinaron varios impactos de bala que acabaron con su vida en forma instantánea.

Aún no hay pistas sobre los autores intelectuales y materiales de este atroz crimen. El alcalde de la ciudad ha ofrecido una recompensa de 20 millones de pesos a quien entregue información que permita esclarecer este exacrable hecho que enluta y llena de dolor a toda la sociedad esperanceña...

_ Eso se veía venir. Ese cura estaba pisando muchos callos en este pueblo -opinó Horacio.
_ A este pueblo literalmente se lo llevó el diablo -agregó Yolanda.
_ Yo no entiendo como puede haber gente tan malvada -dijo Esperanza- Matar a una persona que dedicó su vida a hacer cosas buenas por la gente de este pueblo, a dar buenos consejos a la juventud. Quién podrá tener el alma tan podrida para hacer una cosa aquí.
_ ¿Pues quién va a ser? Obviamente el mafioso ese, el tal OLiverio ESguerra. Ese ya prácticamente es el dueño de este pueblo. Y como el curita en todos las misas no hacía otra cosa que criticar a ese tipejo, por eso lo terminaron matando -explicó Yolanda.
_ Ese padre era el único que tenía el valor civil de cantarle la tabla a esa gente. Todo lo que decía era verdad. Esos personajes no han hecho más que llenar de violencia y vicio este pueblo .sentenció Esperanza.

Al día siguiente se llevaron a cabo las exequias las cuales, pese al miedo que reinaba en el ambiente, movilizaron a miles de esperanceños que indignados le dieron el último adios al faro moral de ese desdichado pueblo. Cayó la noche y ya en la cama Yolanda y Horacio hablaron de su tema favorito: Esperanza.

_ Me quedé impresionada con la cantidad de gente que fue a ese entierro -indicó la mujer.
_ A ese cura sea como sea lo querían mucho. Es una lástima que haya acabado así -opinó Horacio
_ Este pueblo cada vez está más podrido. Cuando niña era un remanso de paz y ahora sólo se escuchan historias de violencia, inseguridad. A veces hasta me provoca largarme de aquí.
_ ¿Y cómo sigue doña Alicia? ¿Qué dicen los médicos?
_ Su mal es irreversible. Yo sólo espero que mi pobre mamá descanse por fin. Ese cáncer es una enfermedad terrible... Pero a mí lo que más me preocupa ahora es Esperanza.  Si yo tuviera la plata, los recursos para falsificar esas escrituras para que esa no aparezca como dueña, lo haría. Pero eso cuesta.
_ ¿Usted insiste con lo mismo?
_ Me niego a aceptar la idea de que esa se convierte en la ama y señora de esta casa.
_ Ese odio que usted le profesa a su sobrina no es nada bueno. La va a terminar enfermando.
_ Usted sabe perfectamente que yo tengo razones de pesos para detestar a esa mujer. Me parecen tan irónicas esas posturas tan moralistas con las que siempre sale. Si supiera la clase de zángana que fue la mamá. Es más, a veces me provoca contarle a esa toda la verdad.
_ No lo haga. No le destruya la vida a esa pobre niña. Yo no justifico nada de lo que hizo su hermana, pero Esperanza no fue más que otra víctima de ella.

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