domingo, 27 de febrero de 2011

LA BALANZA

Gamuro se durmió y soñó. Soñó que su madre había desarrollado una extraña enfermedad en la matriz y por ello no podía volver a tener relaciones sexuales. Sin embargo su marido era un déspota que seguramente la iba a forzar a tenerlas y, para controlarlo, Gamuro tuvo a bien con amenazarlo con abusar sexualmente de su hermana, la hija consentida de su padre, si le tocaba un pelo a su mamá. Qué imagen tan terrible la que se desplegó en sus sueños: el miembro destrutendo la virtud de su hermana. Qué imagen tan mostruosa. Gamuro no vale nada. Es un ser despreciable cuya mente está secuestrada por los pensamientos más impuros; y lleva a cuestas tantos pecados horrendos que le generan asfixiantes culpas. Culpas que infortudamante no logran apagar las malsanas imágenes mentales.

Cuando llegué el día de dar cuentas, vera como una enorme balanza emerge antes sus ojos. En un platillo hay una pluma, y en el otro su corazón. Su corazón encierra magnánimas obras: brindarles compañía a ancianos, colaborar económicamente en su casa, ayudar a parientes en desgracia, ceder los puestos a las señoras en el transporte público. Pero también incuba malvados demonios: aquel que está obsesionado con violar a una mujer; el que tiene deseos de matar; el demonio que lo vuelve un ser insensible incapaz de sentir compasión por los demás, dolor por el sufrimiento ajeno e indignación por las injusticias; y el demonio pedófilo que lo ha llevado asentir atracción por niños.

Están los demonios que la han orillado a realizar acciones patéticas como caminar sin rumbo para conjurar la líbido; o practicarle el sexo oral a indigentes; o ver por un minuto un video de pornografía infantil que alguien le mandó por internet. Gamuro a caminado durantes horas en círculos al pie de un río buscando sexo, y también sacó adelante su carrera sin apoyo de nadie; Gamuro tuvo sexo con 150 hombres, y le ha entregado la mitad de su sueldo a su madre mientras ha trabajado; Gamuro le deseó la muerte a su padre y al mismo tiempo le ha llevado varias veces pequeños mercados a un amigo enfermo; Gamuro fingió que se iba a suicidar tomando antidepresivos para mortificar a su padre, pero por otro lado se negó a falsificar un certificado de estudios ambientales para aplicar a un trabajo.

Gamuro es un ser miserable que sólo merece la muerte. Es un ser extraño que guarda dentro de un catálogo de lo más bajo, mezquino, abyecto, criminal del genero humano. Gamuro guarda dentro de sí toda la violencia, odio, sevicia, depravaciones que cabalgan por toda Colombia bajo las riendas de quienes viven en esa nación. gamuro es un reflejo de la maldad colombiana. Pero gamuro intenta ser bueno y le ruega a Dios que lo exorcise de esos demonios malditos que lo sumen en las sombras. ¿Será que esos intentos lo redimirán?

SIN PIES, NI CABEZA

El proceso de desmovilización de las AUC no tuve nunca ni pies ni cabeza. Fue un proceso que nació sin un soporte legal: primero ocurrió la desmovilización y luego en el Congreso se cocinó la Ley de Justicia y Paz para darla un soporte jurídico a la entrega de más de treinta mil paramilitares. Sin embargo esa Ley estaba signada por un enorme vacío: castigaba a los 'peces gordos' con irrisorias penas a cambio de colaboración y reparación a las víctimas de la barbarie paramilitar, y, por otro lado, prácticamente indultaba a los combatientes rasos de este grupo armado ilegal. La Corte Suprema no tardó en denunciar ese bache jurídico: un indulto de esas características sólo es aplicable, según dicta la Constitución, a quienes se alcen en armas contra el Estado. Los paramilitares nunca se alzaron contra el Estado, sino que por el contrario actuaron en connivencia con sus fuerzas armadas. En efecto, los 'paras' se aliaron con miembros de la Fuerza Pública para combatir la subversión.

Para subsanar ese vacío jurídico el  Gobierno le ha apostado al principio de oportunidad, una figura que le otorga  a los delincuentes el beneficio de que cesen los procesos judiciales en su contra a cambio de colaboración con la Justicia. Esa figura juridica que salvaría el proceso de paz se aplicará casi cinco años después de que éste tuvo lugar, lo que revela una improvisación sin precedentes. A ello se le suma la certeza de que al proceso se colaron cientos de narcos que se disfrazaron de paras para evadir a la Justicia. Y lo más grave es que presunrtamente lo habrían logrado pagándole coimas al Comisionado de Paz de ese entonces, Luis Carlos Restrepo. Además, muchos analistas han señalado que este atropellado proceso dejo intactas las estructuras del narcotráfico y criminales de las Auc, que ahora, con el eufemístico nombre de Bandas Criminales, siguen sembrando el terror en Colombia.

jueves, 17 de febrero de 2011

Seguridad para La Flora

Así escribí el Molino:

Aunque en enero se les hizo entrega a los habitantes de La Flora de su nueva estación de Policía, ningún uniformado puede despachar en ella pues no cuenta con teléfonos, computadores y sillas.
Esa dotación tiene un costo de $600 millones que deben ser entregados por el Municipio, pero que la fecha no ha desembolsado, según denuncia Cali Norte de esta casa periodística.
Si algo ha quedado claro en los últimos años, es que para la gente el sentirse segura y protegida es una prioridad y un derecho que las autoridades están obligadas a garantizar.
Pero la Alcaldía no lo ha comprendido a juzgar por la demora en girar los dineros para que empiece a operar una de las estaciones de Policía más modernas del norte de la ciudad.
Urge entonces que atienda las demandas de los habitantes de La Flora pues es absurdo que esa estación permanezca sin funcionar, mientras el hampa se pasea campante por las calles de este barrio.

Me lo destrozaron, porque a mi jefe no le gustó y así quedó:


Aunque en enero se hizo entrega de la nueva estación de Policía de la Flora, el traslado de los uniformados sigue en veremos porque el lugar no cuenta con el equipamiento necesario para su funcionamiento.
Para dotar la Estación se requieren $600 millones, pero como lo informó en su edición de ayer el periódico zonal Cali Norte, sigue sin definirse de dónde saldrán los recursos que se necesitan.
La construcción de la nueva Estación de la Flora se planteó como una solución a los problemas de seguridad que afectan a la Comuna 2, una de las zonas más azotadas por la delincuencia.
De ahí que sea una prioridad poner en funcionamiento el lugar y darles a las autoridades las herramientas que necesitan para ayudarles a garantizar la protección de la gente del sector.
A la comunidad, que ha estado dispuesta a colaborar y encontrar soluciones para erradicar la inseguridad de sus vecindarios, hay que responderle y evitar que la Estación se convierta en un elefante blanco.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Odio mi trabajo

Odio mi trabajo. Odio mi trabajo profundamente. A lo mejor cambie de parecer próximamente, pero de cualquier manera quiero dejar consignado que en estos momentos odio mi trabajo. Me gradué y quedé en el aire. No tengo contactos, no tengo palancas, no tengo amistades. Soy un asocial y como tal no tenía quién me ayudara a conseguir un trabajo, o al menos me recomendara dónde podría llevar una hoja de vida. Estaba flotando en la nada, esperando que en internet resultara algo, llevando estúpidamente hojas de vida a empresas de las que sabía no me llamarían. Si fuera otro, seguramente me las habría arreglado para fundar una productora independiente, o me convertiría en director de alguna película, o realizador de documentales; incluso podría participar en producción audiovisual, o hubiera ensayado convertirme en profesor. Pero no, mi máldita falta de voluntad, de berraquera, de empuje me orillaron a esta asquerosa situación que vivo actualmente.

Hice prácticas en una empresa X y me fue tremendamente mal. En la universidad descubrí que no servía para escribir, que escribía muy largo, que daba mucha información al lector y que era incapaz de mantener una tensión narrativa que lo enganchara. Y ¿cómo no? Ingresé a la universidad siendo descaradamente inculto: en el colegio me pusieron a digerir literatura tan mediocre como 'El Hombre de la armadura oxidada' o 'Ami, el niño de las estrellas', o 'Juan Salvador Gaviota'. En la Universidad medio aprendí a escribir y con el pasar del tiempo e ido leyendo más para superar un poco mi colosal ignorancia. Obviamente siempre sufro la angustia de sentir que entre más leo, más evidente es mi incultura. En el trabajo descubrí que mi forma de escribir no gusta, no se ajusta ni a los cánones académicos, ni a los estilos esquemáticos de los periódicos. Realmente no sirvo para esto. No sirvo para periodista. No doy la talla.

A pesar de ello le agrade a un individuo terrible y godo que es director de opinión del periódico. Terminé prácticas y él me sugirió que le mandara mi hoja de vida para ayudar a ubicarme. Me fui de esa empresa seguro de que nunca me iban a llamar y la verdad es que esa posibilidad no me atormentaba demasiado. Sería hipócrita decir que no me gustó esa empresa por ser de derecha, por que su producción periodística se dirige a los estratos altos, por defender a ultranza a Uribe; en suma, por apoyar tantas cosas en las que no creo, por obligarme a cohibir en tantas opiniones que quisiera expresar, pero que me tengo que callar. Y digo que sería hipócrita porque quizás las razones por las que no me gustara sean otras. El hecho es que pasaron los meses y me gradué; pasaron más meses y no encontraba trabajo. Mi padre se volvió insoportable, me puso contra la pared y por ello encontrar un empleo era apremiante. Si por mi fuera, hubiese estado dispuesto a trabajar empacando mercados en los supermercados, pero ni siquiera esa posibilidad se concretó.

Diltate mucho la opción de recurrir al director de opinión. Incluso mentí varias veces diciéndoles a mis padres que había hablado con él cuando no era así. Hasta que un día no me quedó más remedio que llamarlo. A los pocos días fui contratado en la empresa.

Resulta que cuando hice prácticas había una niñita con hablado de boba llamada Andrea que se desempeñaba como la periodista del área de opinión. Ella pidió traslado a otra sección como tantos que han pasado por opinión, puesto que ya no soportaba a su director. Es un ser déspota que trata a sus empleados como si fuesen caca, así de sencillo. Le estoy agradecido por haberme ayudado a ingresar a la empresa, pues sin su intervención ello no hubiese ocurrido nunca. Pero ello no implica que ingore quién es el, que ignore que más allá de su recalcitrante godarria, lo más odioso de su personalidad es esa manera grosera, atarvana y agresiva con que trata a sus subalternos. Luego del traslado de Andrea, pusieron en su reemplazo a una niña a la que le fue como los perros en misa. Basta decir que el director de opinión le tiraba la puerta en las narices; la fémina no aguantó y renunció... y me llamaron a mí.

Por un lado ha sido una buena experiencia principalmente por el dinero que he ganado y que ha ayudado a aliviar la precaria situación económica de mi casa. Y también, ¿por qué no?, por que me ha ayudado a conocer como funcionan los medios en este país y la manera como los intereses económicos manipulan la información que se les da a los lectores. Por otro lado no se puede negar que el director de opinión es una persona que, aunque goda, tiene enormes conocimientos y me ha enseñado una gran lección: el valor de una opinión está en la novedad. Una noticia tiene mil facetas cómo analizarla y uno debe estar en capacidad de opinar aquello que los demás no han expresado, y no sólo limitarse a reciclar opiniones ajenas. Pero su despotismo es exasperante. Y la sección misma tambien: no hagó nada que valga la pena, revisó columnas, escribo pequeños textos llamados molinos que son descuartizados por mis jefes; busco durante horas frases que seguramente nadie lee; en fin, trabajos que consumen muchas horas de tiempo, pero que en el papel se reducen a cuadritos insignificantes e insípidos que quizás nadie tiene en cuenta.
Odio mi trabajo, me estresa. Quisiera escribir, quisiera hacer otras cosas. Estoy metido en una burbuja de tedio y no sé cuánto podré aguantar.

jueves, 3 de febrero de 2011

El oportunista

Julián Assange no me agrada. Su imagen de mosca muerte, de tipo inofensivo, no logra convencerme. En pocos meses el fundador del portal WikiLeaks se convirtió en uno de los protagonistas del 2010. Su hazaña: haber llevado el ejercicio de la libertad de expresión a sus límites máximos al revelar los secretos más oscuros de la primera potencia mundial, Estados Unidos.

Su imagen se fortaleció realmente, tras las filtraciones que hizo el portal de cables diplomáticos de los embajadores de EE.UU alrededor del mundo. Informaciones que muchas veces  no pasaban de chismes de cocina, pero que atrajeron el morbo del populacho y azuzaron la ira del gobierno de un país que siempre se ha creído inexpugnable. El 11 de septiembre  de 2001 la seguridad de esa nación fue miserablemente burlada y ahora un sujeto con cara de yo no fui, al mando de una manojo de hackers, desnudó de la manera más sencilla su diplomacia. No obstante, informaciones más delicadas, como documentos que revelaban los excesos contra la población civil de las militares gringos en Afganistán, no tuvieron la misma repercusión en la sociedad.

Es un reflejo de la vanidad humana que antepone informaciones baladíes, al estilo de que para EE.UU la persidenta de Argentina tiene problemas mentales, a las graves violaciones que la primera potencia del mundo ha cometido en los países que ha invadido.

De cualquier manera nadie niega la importancia que ha tenido el portal WikiLeaks como elemento fiscalizador de los abusos de los países poderosos y como un vehículo para que la sociedad se quite la venda de los ojos y conozca informaciones que de otro modo siempre estarían ocultas. Pero eso no significa que a Assange se lo deba elevar a la categoría de héroe, porque quizás los fines que persiga con su empresa no son del todo nobles. Perfectamente puede tratarse de un ególatra que disfruta siendo el centro de atracción y que no duda en sacarle provecho económico a la situación que padece actualmente, como lo demuestra la reciente publicación de sus memorias que, de seguro, serán un hit editorial.

Y otra cosa que llama poderosamente la atención, es que un individuo dedicado a escudriñar y divulgar los secrestos de Estado de Estados Unidos para  erigirse como adalid de la transparencia y la fiscalización de las naciones más poderosas, se enoje porque The Guardian haya escudriñado y publicado sus secretos. Porque no hay que olvidar que Assange está acusado de abuso sexual. Y aunque su delito consiste en haberse negado a usar un condón, no deja se ser grave. Sin duda Julián Assange también tiene cola que la pisen.