martes, 14 de abril de 2020

DIARIO DEL COVID 19 (14-04-20) ALEXANDRA

Desde ayer o antier tenía pensado comunicarme con Alexandra, una de mis hermanas radicada hace años en España y de la cual ya aludí en este diario, pero fue finalmente ella la que me habló a través de Whatsapp. Luego de indagar cómo estábamos yo y la familia me contó que el padre de una amiga suya que vive en Londres falleció a causa del Covid 19, mientras que otra amiga que vive sola en Madrid también dio positivo a la enfermedad. Toda Europa está sufriendo los estragos de la peste que llegó de Oriente. Mi hermana me pidió que orara por su amiga enferma y también me exhortó a acercarme a Dios. Preguntó si era verdad que pensaba meterme de cura, algo que mi papá hace poco le dijo a modo de broma. Yo por mi parte le expliqué que no pensaba dedicarme a la vida religiosa, mas sí me estaba aproximando más al Creador. Leer eso a través de Whatsapp al parecer reconfortó a mi hermana.
Al margen de eso todo sigue igual. Al principio estaba muy angustiado con la posibilidad de que yo o mis padres cayéramos enfermos por causa del virus, pero, tal y como se lo manifesté a Alexandra, con el tiempo opté por relajarme y no dejarme sugestionar, ya que sí permito que eso pase seguramente mis defensas caerán en picada y ahí sí estaré más expuesto al Covid 19 y otras enfermedades. No sé si ya había comentado sobre esa decisión, mas si lo hice no está de más recordarlo.
Al margen de la conversación con mi hermana no ha pasado nada significativo. Contrario a muchos que manifiestan haber sido víctimas de insomnio por la angustia que causa esta situación, yo he podido dormir bien, mucho mejor de lo que duermo usualmente. Lo que sí me preocupa es un acentuado dolor que siento en el pie derecho. Según una doctora que consulté a través de una plataforma de consultas médicas gratuitas podría tratarse de un esguince de tobillo. Si la molestia continúa no me quedará más remedio que acudir a urgencias. Y finalmente la eps, a instancias de una queja que interpuse en la Supersalud, me envió la orden para reclamar mis medicamentos.

viernes, 3 de abril de 2020

DIARIO DEL COVID 19 (3-4-2020) COOMEVA

"Coomeva nos facilita la vida", reza el eslogan de esa eps. Yo diría más bien que nos la amarga y nos la vuelve una pesadilla. Por la emergencia del Covid 19 la entidad promotora de salud de marras habilitó un correo electrónico para que sus usuarios solicitaran la autorización de medicamentos. Lleno de una estúpida esperanza solicité por ese medio, el 30 de marzo del año en curso, que me autorizaran las órdenes de los medicamentos pisquiátricos que debo tomar para mantener a raya y aplacar los ímpetus de los distintos demonios que cohabitan en mi cabeza. Se supone que en cinco días me darían respuesta, pero hoy se cumplió el plazo y no recibí nada. No tuve más alternativa que abordar un taxi pedido a través de una aplicación que me llevara a la Sala SIP de Imbanaco, sitio donde regularmente me autorizan las órdenes de medicamentos de manera presencial. Pensé que el lugar estaría atestado de gente que al igual que yo tampoco consiguió sus órdenes médicas por la vía virtual. En cambio me encontré que el lugar estaba desierto y cerrado, y en la puerta habían fijado varios letreros indicando que los trámites solo se realizarían por los canales virtuales. Finalmente me vi en la necesidad de abordar un Mío -he de anotar que los buses estaban menos llenos que de costumbre- para regresar al viejo barrio donde me críe y buscar allí una droguería en la cual pudiera conseguir los medicamentos a un precio módico. La farmacia donde usualmente adquiero la droga cuando Coomeva no me la entrega estaba cerrada, pero por fortuna encontré otro establecimiento en el que sí pude conseguir lo que necesitaba.
No me extraña que haya tenido que vivir esa experiencia. Si bien, repito, guardaba la esperanza estúpida de que esta vez las cosas con mi eps marcharan bien, también tengo muy claro que si Coomeva no funciona en épocas de aparente normalidad menos lo va a hacer en medio de la crisis sanitaria que estamos viviendo. Lo preocupante es que la situación se torné peor a medida que pase el tiempo y el virus vaya ganando terreno. Ojalá que no.
Al margen de eso debo decir que en lo corrido de esta semana salí varias veces a hacer diversas diligencias. El viernes acudí a una droguería a comprar medicinas y alcohol. En varios de estos establecimientos me manifestaron que el alcohol estaba agotado hasta que finalmente encontré uno en donde por políticas internas solo me vendieron una unidad del producto. También pagué los servicios en un Efecty. La cola era extensa y estaba compuesta por gente que procuraba respetar el metro de distancia y que cubría su rostro con tapabocas. Al día siguiente acompañé a mi madre a pagar a Jardín Plaza su tarjeta de crédito. Nos encontramos con una fila extensa de gente que abarcaba un espacio considerable del parqueadero del centro comercial, a lo que hay que añadir que solo dejaban entrar al banco a grupos de cinco personas, pero por fortuna avanzó rápido. Debimos ir a Jardín Plaza porque allí se ubica una de las pocas sucursales habilitadas en el sur para realizar transacciones y llegamos al sitio a bordo de un taxi; los vehículos que funcionan a través de plataformas como Beat no están autorizados para prestar servicios durante la cuarentena.
Ayer acompañé a mi adorada mamá a comprar algunos artículos en Olímpica y el D1. Mientras hacíamos la cola en este último almacén observé cómo un señor ya de edad le reclamaba a otra señora por no respetar el metro de distancia entre persona y persona. Ella le respondió, pero la discusión no pasó a mayores.
Veremos cómo se siguen desarrollando los acontecimientos en el marco de este pandemia. Y veremos también si Coomeva -o más bien Coomierda- estará a la altura de las circunstancias.