lunes, 18 de enero de 2016

LA BASTARDA PARTE 31

JUEVES 28 DE MAYO

_ Yo no no puedo creer que usted haya hecho eso. ¿Cómo fue tan loca? ¿Cómo se fue a meter a la casa de esa señora así?
_ Yo tenía que averiguar la verdad Esperanza. Costara lo que me costara tenía que averiguar la verdad -le explicó María Berenice a su amiga. Ambas como de costumbre estaban sentadas en la sala de la casa de la negra Berenice, acompañando su charla con un jugo y galletas.
_ Pero lo único que se ganó fue  que la humillaran.
_ No. Conocer a esa señora me sirvió para entender por qué mi papá y mi mamá no pudieron estar juntos. Seguro esa señora no hizo más que meterse en esa relación hasta que la dañó. Y si fue así, lo único que me da rabia es que mi papá no haya sido capaz de ponerle su tatequieto a esa bruja.
_ ¿Y fueron tan horribles las cosas que esa señora le dijo?
_ Horribles. Con decirle que nunca en mi vida me había sentido tan discriminada por mi color de piel.
Y usted sabe que en este pueblo la gente es racista con los negros.

Ignoraba María Berenice que mientras ella abuela con su amiga, su abuela había resuelto acudir a la casa de Prudencia Esguerra para reprocharle la humillación que le había infligido a la joven morena. La matrona negra se paró frente a las rejas de la mansión y toqué el timbre. Doris, la ama de llaves, salió a su encuentro.

_ ¿Qué se le ofrece señora?
_ Necesito hablar con la señora Prudencia Esguerra.
_ ¿Quién la busca y para qué la necesita?
_ Dígale que soy la abuela de la muchacha que ella humilló ayer.

Doris guardó silencio por unos segundos producto de la sorpresa y luego se decidió a hablar:

_ Señora, lo mejor es que se vaya. Doña Prudencia no la va atender.
_ De aquí no me muevo hasta que esa señora no me dé la cara.

Prudencia había advertido la presencia de Berenice y decidió indagar el porqué de su visita.

_ Señora, es mejor evitarse problemas.., -dijo Doris.
_ Ya le dije que de aquí no me muevo hasta que esa señora hable conmigo.
_ Ella no va a hablar con usted.
_ ¡Ah no! Y acaso no es ella la que viene para acá.
_ ¿Y usted que es lo que quiere aquí negra asquerosa? -le preguntó Prudencia a Berenice.
_ Usted cómo fue tan miserable de tratar de esa manera a su propia nieta.
_ Esa negra atrevida no puede ser nieta mía. Estoy segura de que no es hija de mi hijo.
_ Es increíble que a pesar de tanto tiempo que ha pasado usted siga siendo la misma bruja ignorante, amargada y cretina de siempre.
_ Si eso es todo lo que me iba a decir es mejor que se vaya. Yo no tengo por qué escuchar los insultos de una miserable negra. ¡Mojona!
_ Yo sólo le digo una cosa. Allá arriba hay un Dios y ante él algún día usted va a tener que rendir cuentas. Es más, yo creo que mi diosito ya le ha hecho pagar caro todo el daño que usted ha hecho. ¿O de verdad cree que su muerte fue un simple accidente? ¿No señora, eso fue un castigo del de arriba?
_ !Oígame bien negra, nunca se atreve a mencionar con su sucia boca a mi hijo!
_ Aquí la única sucia es usted. Ahora estoy convencida de que usted fue la responsable de que mi hija y eduardo no pudieron seguir juntos.
_ Pues sí. No tiene caso seguir ocultándolo después de tanto tiempo. Yo contraté a esa prostituta para que sedujera a mi hijo y para que luego se grabara haciendo el amor con él. Yo fui la que hice llegar esa grabación a manos de la estúpida de su hija. Y lo hice con mucho gusto porque libré a mi hijo de una cualquiera que creyó que había encontrado su minita de oro. Y sabe otra cosa: sentí mucho placer humillando a la infeliz atrevida de su nieta.
_ Usted es una basura. Un despojo humano. NO vale la pena seguir discutiendo con usted. Pero lo insisto: algún día le va a tener que rendir cuentas a Dios y ese día se va a arrepentir de todas las maldades y porquerías que ha hecho- sentenció Berenice y luego dio media vuelta y se marchó.
_ Eso lárguese y no vuelva negra maldita. Ojalá nunca vuelva a saber de usted y su cochina descendencia- gritó Prudencia mientras su ama de llaves la miraba atónito- ¡¿y usted qué hace ahí parada como una estúpida?¡ ¡Vaya a trabajar que para eso le pago!

En casa de Yolanda, entre tanto, Martina había decidido entrar a la pieza de su hermano para hablar con él. Seguramente a muchos les causara sorpresa que Yolanda haya permitido que a su hija le pusieran precisamente ese nombre tan parecido al de su díscola hermana Martha. Pero lo cierto es que Martina había sido el nombre de la difunta madre de Horacio y por eso presionó a su esposa para que su primogénita fuera bautizada así. Esa había sido una de las raras y excepcionales ocasiones en que el pusilánime Horacio había logrado imponerse sobre su mujer.

_ ¿Y qué? Me imagino que está muy triste porque la bastarda se va -le preguntó Marthina a su hermano.
_ No le diga así. ESo suena muy feo- le contestó Pablo mientras hacía sus tareas.
_ ¿qué tiene de malo?. Así le ha dicho mi mamá toda la vida... ¡Pero contésteme!¿Le duele que mi primita se vaya? Como a fin de cuentas usted siempre la ha querido a ella más que a mí.
_ Claro, porque como ella sí es buena conmigo en cambio usted siempre me ha hecho la vida imposible...
_ !Ay pablito! ¡Usted es tan bobito! Dese cuenta de que esperanza es una morronga y una mosca muerta. Se las da de víctima y que no rompe un plato, pero es capaz de romper toda la bajilla. Yo sí me alegro de que se vaya. Ojalá nunca vuelva. Por culpa de ella es que mi mamá siempre vive amargada y de mal genio. Cuento las horas para que se vaya.

Berenice ya había retornado a su casa y lo primero que hizo es informar a su hija Ebelia de los últimos acontecimientos.

_ ¡¿Usted por qué hizo eso mamá?! No fue usted la que dijo que era mejor no hacerle reclamos a esa señora.
_ Decidí ir yo porque usted es muy impulsiva mija. Yo sé manejar mejor estas situaciones.
_ ¿Y qué tanto le dijo esa señora?
_ Lo de siempre. Han pasado casi 20 años y esa señora sigue siendo la misma. Se dedicó a insultarme. Y también me confesó algo que yo ya sospechaba.
_ Qué.
_ Me dijo que ella fue la que le hizo llegar a usted esa porquería de video. ¿Se acuerda? Me dijo que le había pagado a una vagabunda para que enamorara a Eduardo y luego se gabraran haciendo... pues haciendo esas cochinadas mija -apuntó Berenice. Ante la revelación Ebelia se sentó en uno de las sillas de la peluquería y tomó aire. Sobra decir que en el local no había clientes en ese momento.
_ ¿En serio le dijo eso?
_ sí. Se da cuenta mija que esa bruja fue la que daño su relación con EDuardo.
_ No mamá. Saber esa verdad no cambia las cosas. De todas maneras Eduardo me traicionó, me fue infiel y se revolcó con esa mujerzuela. No hay nada que lo disculpe mamá. Nada.



No hay comentarios:

Publicar un comentario