lunes, 28 de diciembre de 2015

LA BASTARDA PARTE 23

VIERNES 15 DE MAYO

Empezaba un nuevo día y Esperanza decidió visitar a sus vecinas antes de acudir a la clínica a averiguar por la suerte de su abuela querida.

_ ¿Y cómo sigue la Sra Alicia, esperancita?- preguntó la negra Berenice.
_ Regular doña Berenice. El médico no fue muy optimista. El cáncer no se detectó a tiempo y ya la enfermedad está muy avanzada- contestó Esperanza quien se hallaba cómodamente arrellanada en uno de los sofas de la casa vecina. María Berenice estaba sentada sobre una poltrona, mientras que Ebelia y Berenice no perdían detalle de la conversación sentadas sobre las sillas del comedor.
_ Bueno mijita, lo único que le puedo decir en este momento es que hay que tener mucha fortaleza y confiar en que Dios le deparé lo mejor a su abuela.
_ ¿Y cómo ha tomado las cosas Yolanda? -preguntó Ebelia.
_ Pues como lo toma todo ella: llena de rabia.
_ Esperanza -anotó María Berenice- yo todavía no puedo creer que su tía no la haya dejado entrar anoche a su casa. Se supone que el 50% de esa casa es suya, ¿o no?
_ Yo todos los días me hago la misma pregunta: ¿por qué mi tía es así conmigo? Toda la vida me ha tratado como con un rencor...una rabia. Yo no sé por qué tengo la sensación de que mi mamá tiene que ver en todo eso. Mi tía cuando habla de mi mamá siempre lo hace en muy malos términos.  Yo estoy cansado de preguntarle a mi abuela qué es lo que pasa. Incluso ayer le pregunté directamente a mi tía porque se comporta así conmigo. Pero ninguna es capaz de darme la respuesta. Ustedes que han conocido a mi familia de toda la vida ¿no saben algo? Me pueden decir algo de ese pasado tan misterioso -pidió Esperanza de manera encarecida. Ebelia y María Berenice sólo se limitaron a intercambiar miradas cómplices.
_ Yo creo que todas esas respuestas que busca se las tiene que pedir directamente a su familia -opinó Ebelia.
_ Por eso les digo que yo he confrontado a las dos, a mi tía y a mi abuela, y siempre se salen por la tangente. Yo quiero saber cuál es la verdad de mi pasado, de mi origen. Saber por qué me abandonó mi mamá. Saber quién era mi papá.
_ Esperanza yo le digo una cosa, yo también me crié sin papá como usted y le puedo decir con todo el convencimiento que nosotros las mujeres no necesitamos de los hombres para nada, ni para vivir, ni para salir adelante.
_ Es mejor que no se mortifique por el pasado. Lo que paso, pasó y lo que realmente importa es vivir el presente -señaló Berenice.
_ Es que ese es el problema. Yo ni siquiera sé si debe mortificarme porque sencillamente no conozco nada de mi pasado.

Luego de visitar a sus entrañables vecinas y amigas Esperanza se dirigió a la clínica donde estaba internada Alicia. Allí se encontró con su tía y Horacio. Al poco tiempo llegó el médico con novedades.

_ Doctor ¿cómo está mi abuela?
_ Ya tenemos los resultados de los estudios que le hicimos y la verdad no les tengo buenas noticias.
_ ¿Qué pasó doctor? -cuestionó Yolanda.
_ El cáncer hizo metástasis.
_ ¿Eso qué quiere decir? -preguntó Esperanza.
_ Quiere decir que las celulas cancerosas se han "regado" por todo el cuerpo de la paciente afectando otros órganos. Infortunadamente el cáncer no fue detectado a tiempo y por eso ha avanzado tanto.
_ ¿Eso quiere decir que mi mamá está deshauciada doctor?
_ Sería irresponsable de mi parte alimentar falsas expectativas.

Esperanza prorrumpió en llanto ante el desconsolador panorama. El médico se marchó y Yolanda sólo atinó a decir "Bueno, sabíamos que este momento tarde o temprano iba a llegar". Entretanto Horacio intentaba consolar a la apesadumbrada Esperanza.

_ Yo no sé qué va a hacer la pobre esperanza si doña Alicia se muere. Va a quedar a merced de la bruja amargada de la tía -sentenció María Berenice- Ustedes que conocen a esa señora de toda la vida ¿siempre ha sido tan amargada?
_ A lo mejor ella tiene razones de peso para haberse vuelto así -acotó Ebelia.
_ ¿por qué lo dice mamá? ¿Ustedes qué es lo que saben? ¿Por qué no me cuentan? -preguntó María Berenice mientras giraba intrigada su cabeza hacia la dirección donde estaban su madre y abuela.
_ Nosotros no sabemos nada y deje de ser chismosa que la curiosidad mató al gato -anotó con ironía Berenice.

A la joven Esperanza le dieron permiso de visitar a su moribunda abuela. Entró a la habitación envuelta en un ambiente mortuorio, contempló a la anciana y se hincó ante ella.

_ abuela ¡por favor no me abandone! ¡Usted es lo único que tengo en esta vida! ¡No me deje sola! -suplicó la desconsolada niña en medio de sollozos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario