jueves, 17 de diciembre de 2015

LA BASTARDA PARTE 19

_ Yo no puedo creer mamá lo que usted me está contando -le aseguró Marta a su madre en medio del estado de estupefacción en el que la había sumido la noticia. En ese justo instante Yolanda, quien estaba encinta, entró a la casa en compañía de Horacio, su esposo.
_ Hola mam.... ¡¿Qué hace esa mujer aquí?!
_ ¿Quién es ella mi amor? - le preguntó Horacio.
_ ¡Respóndame Mamá! ¿Qué hace esta mujerzuela en esta casa?
_ Mamá. Yo mejor me voy. Cuide a la niña. Yo después vengo por ella.
_ ¿Pero cómo va a dejar a su hija aquí? -le preguntó Alicia a la inoportuna visitante. No obtuvo respuesta pues ésta se marchó apresuradamente de la casa.
_ ¿Qué significa esto Mamá? ¿Qué vino a buscar esa desvergonzada aquí?- insistió Yolanda.
_ ¿Pero quién es esa mujer? -reiteró Horacio.

Totalmente desorientada Marta se fue a la casa de su amiga débora. Donde ella había dejado sus maletas. Había acudido a casa de su madre con la esperanza de que ésta pudiera ayudarla en momentos difíciles, pero lejos estaba de imaginarse que a cambio conocería una verdad totalmente monstruosa.

_ Yo no puedo creer lo que me está diciendo Martha. Eso parece una historia de telenovela.
_ Yo tampoco lo podía creer, pero mi madre no tiene necesidad de inventar una cosa así- replicó Marta postrada en una poltrona y con las manos cubriéndole el rostro.
_ Pero a lo mejor su mamá está confundida. Es que esa historia me parece tan descabellada...
_ Siento tanto asco Débora. Yo me terminé acostando con mi propio hermano.
_ Cabe la posibilidad de que su mamá esté equivocada...
_ Mi mamá nunca jugaría con algo tan delicado.
_ ¿Y qué se supone que va a hacer ahora?
_ ¡Ay Débora! De un momento a otro la vida se me desbarató. Yo debí hacerle caso en su momento y haber interrumpido ese embarazo.
_ ¿Y la niña? ¿Qué pasó con ella?
_ La dejé en casa de mi mamá. Esa niña ha sido como una desgracia para mí. Lo mejor es que mi mamá se haga cargo de ella porque yo no soy capaz.
_ ¿Piensa abandonar esa niña?
_ Con mi mamá va a estar mejor. A mi lado no le espera nada bueno. Yo soy una mujer sin futuro, sin porvenir. Ya no me queda absolutamente nada.
_ ¿Y qué se supone que va a hacer ahora? ¿Se va a quedar en este pueblo?
_ Yo sólo vino aquí esperanzada en que usted o mi mamá me pudieran ayudar. Pero usted está casada y debe hacerse cargo de sus propios asuntos y mi mamá... Lo mejor que puede hacer es largarme de esta maldito pueblo. Que nadie vuelva a saber de mí. Que todos hagan de cuenta que yo estoy muerta.

Al día siguiente la vieja Alicia recibió otra visita inesperada.
_ Buenas. ¿A quién necesita?
_ Usted debe ser Alicia Cancino, la mamá de Martha.
_ Sí.
_ ¿Cómo le va? Yo soy Débora, una amiga de Martha.
_ ¿Usted sabe ella dónde está? Ayer me dejó a la niña y se desapareció sin dejar un dato para ubicarla.
_ Martha se fue anoche del pueblo señora Alicia.
_ ¡¿Qué?! ¿Y la niña?
_ Ella me pidió el favor de que le entregara esto -señaló debora y extendió su mano hacia la vieja alicia para entregarle una carta.
_ ¿Qué es eso?
_ Léala. Es de Martha.

En la soledad de su casa Alicia leyó la misiva.

Mamá:

A lo largo de mi vida he cometido muchos errores. Y he pagado muy caro por todos ellos. Yo soy una persona que no vale nada. Una mujer sin escrúpulos. Me dediqué a pisotear a los demás y ahora la vida me lo cobra tratándome como si fuera peor que un perro. Le suplico que se haga cargo de mi hija. A mi lado no le espera nada bueno. Yo no tengo nada qué ofrecerle. Si esa niña permanece a mi lado sólo va a sufrir hambre, necesidades, tristezas. Además yo no soy un buen ejemplo para ella. Esa niña es inocente de todos los errores que yo he cometido y no merece cargar como un lastre el peso de ser mi hija. ¡Por favor! Hágase cargo de esa niña. Trate de darle una buena crianza. Se la confío a usted porque sé que en sus manos va a estar bien y bueno, también porque usted es la única persona que me queda en el mundo.

Sé que mi hermana no va a estar de acuerdo con la presencia de Esperanza en su casa. Pero traté de convencerla de que esa niña no tiene la culpa de todas las bestialidades que yo cometí en mi vida. Y si alguna vez Esperancita pregunta por mí, limítense a decirlo que yo estoy muerta. Eso será la mejor para todos.

atte

Martha

_ ¿Usted de verdad pretende que yo permita que en esta casa viva la hija de esa desvergonzada -le reprochó Yolanda a su madre luego de que ésta le informará sobre los últimos acontecimientos. Ambas estaban encerradas en la habitación de Alicia.
_ Esa niña no cuenta con nadie más en este mundo aparte de mí.
_ ¡Eso a mí que me importa! Mamá, póngase en mis zapatos. Usted de verdad pretende que yo acepte a esa niña aquí para que me recuerde todos los días la traición del infeliz de Fabio y la vagabunda de mi hermana. Que Martha asuma las responsabilidades de sus actos y se haga cargo de esa bastarda.
_ Esa niña no tiene la culpa de lo que hice su hermana.
_ ¿Y acaso yo si soy la culpable de que esa mujerzuela se haya metido y se haya embarazado del hombre con el que me iba a casar?
_ Esa niña no es hija de Fabio.
_ ¡¿Ahh No?! ¿Y entonces de quién? ¿De el espíritu santo?
_ No le puedo dar detalles, pero esa niña no es hija de Fabio sino de otro hombre.
_ ¿De quién?
_ Eso no importa.
_ Tamaña vagabunda resultó mi hermana. O sea que mientras que se enredaba con un hombre comprometido, también se acostaba quién sabe con quién o con quiénes. Mire Mamá. Si esa bastarda es hija de de Fabio o de cualquier otro, es lo de menos. Igual ella no es más que un recordatorio de todo lo que hizo mi hermana. Deje de alcahuetearla la sinverguencería a esa mujer. Que se haga cargo de esa niña y si no puede que la entregue en adopción.
_ Yo estoy aterrada de ver la persona tan fria y descosiderada en la que se ha convertido.
_ Yo siempre fui considerada, condescendiente, buena. ¿Y cómo me pagó la vida? Con la peor traición que puede sufrir una mujer. No mamá, si yo me he vuelto fría y desconsiderada es porque he tenido razones poderosas para ello.





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