martes, 15 de diciembre de 2015

LA BASTARDA PARTE 18

Treinta años atrás Alicia era muchachita ingenua proveniente de un hogar de escasos recursos económicos. El afán por subsistir la llevó a trabajar como sirvienta en la mansión  de la familia más rica y poderosa del pueblo. Al principio todo marchó bien. Adelaida, su patrona, era una mujer amable, tolerante y nunca abusaba de su autoridad. Con el dueño de la casa, Octavio Esguerra, la relación también era cordial, al menos al principio....

_ ¿Qué es lo que pasa Adelaida? Llevamos meses intentándolo y usted nada que puede quedar embarazada. -le recriminó el hombre a su esposa. Ambos estaban en la intimidad de su habitación- ¡Pero, conteste! ¿Qué es lo que pasa?
_ Le ruego que no me presione. Cuando Dios considere que sea el momento adecuado yo voy a quedar embarazada -contestó a la mujer apabullada por el miedo que le inspiraba su esposo.
_ ¿Usted ha ido al médico?. Ahora que no vaya a resultar que usted no puede tener hijos. Yo necesito un heredero. Alguien que se encargue del manejo de todos mis negocios... Mañana mismo vamos a ir a un médico. Yo estoy seguro que la del problema es usted y no yo.

Conforme pasaba el tiempo Octavio empezó a sentirse  cada vez más atraído por Alicia. Su juventud e ingenuida le parecían muy seductoras. A escondidas de su esposa decidió cortejarla, pero ella no la correspondía.

_ ¿Qué hace Alicia? -le preguntó el hombre a su empleada mientras ella aseaba uno de los cuartos. Sobra decir que Adelaida se encontraba ausente en esos momentos.
_ Terminando de arreglar el cuarto Don Octavio.
_ No me diga don. Dígame Octavio a secas para que no me haga sentir viejo.
_ ¡Cómo se le ocurre! Yo no puedo tomarme esas confianzitas con los patrones.

El hombre se aproximó cada vez más Alicia.

_ ¿Y cómo se ha sentido trabajando aquí? ¿Se ha sentido cómoda?
_ Claro Don Octavio. Yo me siento muy agradecida por esta oportunidad que me están dando. Tanto usted como doña adelaida han sido muy buenos conmigo.

Octavio tomó a la empleada de los brazos y le tocó uno de sus glúteos.

_ ¿Y cómo piensa demostrarme esa gratitud que siente?
_ Don octavio, ¿Qué está haciendo? - contestó Alicia tratando de separarse de su patrón.
_ Usted me gusta Alicia. Me fascina.
_ ¿Usted cómo va a decir eso? Usted es un hombre casado.
_ Casado, pero no capado.
_ Por favor Don Octavio, tengo que terminar de hacer el aseo- el hombre la interrumpió dándole un apasionado beso.

Los encuentros entre el patrón y su empleada se hicieron más frecuentes y finalmente pasó lo inevitable: Alicia quedó encinta. Adelaida descubrió ese estado en una ocasión en la que Alicia se desvaneció mientras hacía el aseo de la cocina. Adelaida la condujo al cuarto donde dormía aquella empleada y hablaron sin ambages.

_ ¿Qué fue lo que le pasó Alicia? ¿Quiere que vayamos al médico?
_ No Doña Adelaida. No se preocupe. Es que hoy no desayuné bien y por eso me dio lo pálida.
_ ¿Seguro qué es eso? Conmigo puede sincerarse. Yo no la voy a juzgar.
_ ¿Por qué me dice eso?
_ Yo sé que no es la primera vez que usted se desmaya. ¿Qué es lo que tiene? ¿Acaso está embarazada?

Tras un prolongado silencio Alicia decidió confesar la verdad.

_ Yo no quería decirle esto porque tenía miedo de perder mi trabajo. Pero sí doña adelaida, yo estoy esperando un hijo.
_ Eso es una noticia maravillosa. Un hijo siempre es una bendición. Y el padre, ¿Ya sabe?
_ No.
_ ¿Y por qué no le dice? Seguramente se va a poner feliz.

En ese instante Alicia prorrumpió en llanto.

_ ¿Qué pasa Alicia? ¿Por qué llora?
_ ¡Ay doña Adelaida! Yo no se lo puedo ocultar más.
_ ¿Ocultarme qué?
_ Yo le suplico que me perdone. Usted ha sido tan buena conmigo y yo le pago así.
_ ¿Que la perdone por qué? Me está asustando Alicia.
_ Este hijo es de su esposo.
_ ¡¿Qué?! Eso no puede ser.

Esa misma noche Adelaida se llenó de valor y le reclamó a su esposo por su infidelidad.

_ Eso no puede ser.
_ Ella misma me lo confesó.
_ ¿Y usted le creé? Le creé a una infeliz sirvienta que lo único que ha de querer es sacarnos plata.
_ ¿Cómo fue capaz de traicionarme de esa manera?
_ Aquí la única culpable de todo es usted que ha sido una mala mujer incapaz de complacerme como es debido. Yo soy un hombre y la carne es débil.
_ o sea que lo que dice es esa niña es verdad.
_ Sí tuve relaciones con ella. Pero nada garantiza que ese hijo que está esperando sea mío. Esa debe ser una casquivana que se debe meter con el uno y con el otro.
_ Eso ya no importa. Pensando con cabeza fría ese embarazo puede ser una oportunidad para los dos.
_ ¿Qué?
_ Usted siempre ha querido un hijo. Y yo no se lo puedo dar porque soy estéril.

Octavio no daba crédito a lo que le acababa de contar su Esposa. Pero lo cierto es que aquella mujer timorata y apocada había decidido pasar por encima de su orgullo herido para fraguar un plan que pudiera salvar su matrimonio. El día siguiente resolvió hacerle una propuesta insólita a la amante de su marido.

_ Lo que usted hizo no tiene nombre. Me traicionó a mí que decidí dejarla trabajar en mi casa para ayudarla.
_ Yo sé doña Adelaida.
_ Cuando usted me confesó la verdad yo sentí mucha rabia, mucha impotencia. Pero después de reflexionar detenidamente me he dado cuenta de su embarazo en vez de ser un problema, puede ser una oportunidad para mí.
_ No le estoy entendiendo dola Adelaida.
_ Usted ya me confesó su verdad y ahora yo le voy a confesar la mía... Alicia, la verdad es que yo no puedo tener hijos. Ya he visitado todos los médicos habidos y por haber y yo estoy físicamente imposibilitada para ser madre. Y mi marido en lo único que piensa es en tener un heredero. Un hijo.

Alicia no hacía más que escuchar estupefacta y en silencio esa revelación.

_ Yo le tengo una propuesta. Entrégueme ese hijo que usted está esperando. Yo me voy a hacer cargo de él. No le va faltar nada. Va a crecer siendo el heredero de Octavio Esguerra. Yo a cambio le puedo garantizar una buena suma de dinero para que no tenga apuros económicos durante un buen tiempo. Pero eso sí, se tiene que olvidar de que ese niño es suyo y olvidarse de que alguna vez usted se atravesó en nuestras vidas.
_ ¿Usted me está hablando en serio?
_ Totalmente. Ese niño con usted no tiene futuro. Imagínese,  vivir con una madre soltera y sin recursos económicos. En cambio con nosotros no le va a faltar nada. Yo ya hable con Octavio y está de acuerdo en darle su apellido a ese niño y criarlo como si fuera nuestro primogénito. Pero quiero aclararle que esa propuesta sólo va a seguir en pie si es hijo varón.

Alicia decidió aceptar la propuesta descabellada de esa mujer. Y así fue como se deshizo de su primer hijo quien por fortuna para adelaida sí era varón y a quien bautizaron con el nombre de Oliverio Esguerra

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