sábado, 14 de noviembre de 2015

LA BASTARDA PARTE 9

Los encuentros clandestinos entre Fabio y Marta se harían comunes luego de que ésta confesará los sentimientos hacia su cuñado. Para evitar sospechas, se citaban en un motel a las afueras del pueblo confiando en que así ningún conocido se diera cuenta de sus andanzas. Cada uno llegaba al lugar por separado. Luego, cuando se reunían en la habitación alquilada, dejaban que la pasión apresada en lo más interior de su ser y contenida por su conciencia, se desbordara en una avalancha de besos, caricias,fuertes abrazos, penetraciones y eyaculaciones. Un buen día y tras concluida la faena oratoria, Marta le lanzó a su amante una propuesta bastante atrevida.

_ Esto que estamos haciendo no está bien. Yolanda no se merece que la engañamos -se lamentó Fabio mientras yacía abrazado y desnudo en la cama junto a Marta.
_ ¿Es necesario que la mencione a ella en este momento? -se quejó la futura politóloga mientras recostaba su sien en el pecho de Fabio.
_ Lo mejor es que no nos veamos más. Este pueblo es muy pequeño. Todos se conocen con todos y en cualquier momento alguien nos puede descubrir.
_ A mí no me pida eso -dijo Marta incorporándose de la cama- Yo necesito estar a su lado.
_ ¿Y lo que sienta su hermana no le importa?
_ Ella no se tiene por qué enterar de nada... y si tengo que ser sincera le tengo que confesar que aunque me duela lo que le estoy haciendo a mi hermana, no me arrepiento porque yo estoy enamorada de usted.
_ ¿Cómo puede enamorarse una persona de otra en un par de semanas?
_ ¿Qué siente usted por mí Fabio? -Cuestionó Marta intrigada. Su acompañante guardó silencio frente a lo cual decidió insistir: ¡¿Contésteme?! ¿Siente algo por mí y simplemente soy una aventura?

Fabio se sentó en el lecho amoroso para contestar.

_ ¡Usted me gusta Marta! Pero a su hermana también la quiero. Por eso me voy a casar con ella.
_ Dígame honestamente, ¿qué le ve a mi hermana? Ella es tan poca cosa para usted.
_ ¿Cómo puede hablar así de Yolanda?

En reacción a ese comentario Marta se aferró al cuerpo de su amado y le planteó una propuesta escandalosa.

_ Olvídese de ese matrimonio. Vámonos a vivir juntos. Quédese conmigo. Yo a usted lo necesito y le puedo asegurar que lo puedo hacer más feliz que mi hermana.

Mientras los cuñados consumaban su romance prohibido, Ebelia recibía en su casa una visita inesperada. Se trataba de un mensajero que le traía una extraña encomienda sin remitente. Ebelia abrió el misterioso paquete que resultó ser un videocassette. Desempolvó su viejo VHS y decidió observar la extraña cinta. Lo que vio la horrorizó. Se trataba de su amado Eduardo teniendo relaciones sexuales con otra mujer. Cuando la negra Berenice observó el material fílmico también se llenó de estupor.

_ ¿Quién es el que sale en ese video, mija?
_ ¡Mamá, ¿qué no es obvio?! ¡Es eduardo!- exclamó Ebelia entre sollozos. Berenice apagó el televisor.
_ ¿Quién le mandó eso mija?
_ No sé. Ese paquete no tenía remitente.
_ ¿Pero está seguro que es él?
_ ¡Claro mamá! Cómo no voy a reconocer al hombre con el que me voy a casar.
_ Pero mija no hay que sacar conjeturas. A lo mejor ese video lo grabaron antes de que él empezará su noviazgo con usted.
_ La fecha del video es de hace unos días Mamá. Ese video es reciente.
_ Tiene que hablar con Eduardo. Esto tiene que ser un malentendido- anotó Berenice con un tono con el que pretendía calmar a su indignada hija.
_ ¡Claro que voy a hablar con él! Ese infeliz me tiene que explicar qué significa este video.



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