sábado, 9 de octubre de 2010

NO EXISTE

Cada día que pasa me convezo más que no existe aquel amor que sea capaz de inmolarse en mi nombre. Cada día me lleno más de la amarga certidumbre de saber que nunca sentiré el calor de su cuerpo a mi lado. Y eso me acongoja profundamente porque en estos momentos quisiera escapar de las acechanzas de la soledad, y sentir el abrigo de aquel amor. Pero a veces pienso que esos deseos simplemente los incita la vanidad y el ansia de llenar mi ego con alguna compañía. Las sombras de la vanidad y la frivolidad se proyectan sobre mi deseo oscureciéndolo, y mientras tanto me sumergo en el mar de la tristeza, de la frustración, del desasiego y de una falsa resignación que me mata de manera lenta e imperceptible. Mi sangre envenenada recorre mis venas gritando su necesidad de calor humano, su necesidad de pasión. Pero la persona destinada a satisfacerla se niega a aparecer cabalgando en un corcel blanco, quizás porque ni ella ni el equino existen aunque yo me convenza de lo contrario.

Ni siquiera tengo el chance de expresar mi tristeza con claridad, porque el miedo me domina; me contento con escribir palabras crípticas que tratan de explicar esa melancolía surgida porque no aparece lo que tanto ansío, porque pienso que en realidad lo que busco es un cuerpo que satisfaga mi superficialidad y culto a la belleza, por lo que mi supuesta necesidad de amor no es sino una fachada hipócrita.

Pero, por otro lado, la amarga resignación se convierte en un veneno que llena el último recoveco de mi cerebro y se queda en él como si pretendiera convertirlo en su hábitat permanente. Y me lleno de dudas: ¿quiero un abrazo, una caricia o quiero pasión?; ¿quiero un masaje o quiero belleza?; ¿quiero afecto o quiero sexo?; ¿realmente necesito amor o no?.

¿Será que la felicidad es incompatible con mi naturaleza?; ¿será que si apareciera lo que ansío no me sentiría satisfecho?; ¿será que ni solo, ni acompañado soy feliz? ¿Será que existe lo que busco, o tendré que acostumbrarme a ver como se aleja más y más al igual que el humo despedido por una vela? Me imagino a mí mismo persiguiendo cuerpos que desaparecen apenas les doy alcance. También me veo en un gran salón lleno de puertas que se cierran cada que intento pasar a través de ellas. Veo un círculo de espejos rodeándome y en un momento a otro empiezan a quebrarse reflejando mi mala suerte.

Y mientras tanto el veneno sigue navengando en mi mente junto con otros demonios sedados que nacieron en el pasado pero que se niegan a abandonarla. Lo que busco no existe.

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