jueves, 29 de octubre de 2015

LA BASTARDA PARTE 3

_ ¡Marta!. Qué casualidad encontrármela por aquí.
_ Fabio. ¿Cómo está? Va para el trabajo.
_ Sí.  ¿Usted para dónde va? Si quiera la llevo.
_ Voy para mi casa.

Fue así como inició el primer encuentro a solas de Fabio y Marta. Sin chistar la chica venida de la capital aceptó el ofrecimiento de su guapo y futuro cuñado. Era un encuentro  afortunado, pues Marta no podía negar la grata impresión que había producido Fabio en ella; no obstante lejos estaba de imaginarse que ese sentimiento había sido recíproco.

_ ¿Y cómo va el negocio familiar? - preguntó Marta.
_ Bien. Apenas estoy empezando. Mi ambición es lograr que ese negocio crezca, que se expanda.
_ ¿Y por qué decidió venir a trabajar acá y no en la capital?
_ Esa fue la meta de mis papás desde un principio. Me mandaron a estudiar a la capital esperando que regresara a tomar las riendas de su negocio. ¿Y usted supongo que vino aquí sólo de visita? Me imagino que piensa ejercer allá.
_ Pues es lo más lógico, ¿no?. Allá es dónde están las oportunidades laborales. Y la verdad sea dicha, prefiero el ambiente de la capital.
_ No le gusta este pueblo.
_ Aquí fue donde me crié. A este pueblo le guardo cariño, pero quedarme aquí sería estacarme.

Después de un breve silencio Fabio reanudó la charla.

_ ¿Por qué Yolanda no quiso estudiar en la capital?
_ No sé. Supongo que mi hermana se siente más cómoda aquí. En eso nos diferenciamos mucho ella y yo. A ella le gusta la paz, la seguridad, la calma. A mí me gustan más los riesgos.
_ Sí eso he notado.

Justo en ese instante un pordiosero que salió de la nada se atravesó en el camino de Fabio obligándolo a frenar abruptamente para evitar una desgracia. Producto de los nervios Marta se aferró del cuerpo de su futuro cuñado. Esa cercanía los perturbó a ambos.

_ ¡Maldito loco imprudente!
_ Afortunadamente logró frenar a tiempo -afirmó Marta mientras se separaba con rapidez del cuerpo de Fabio.

Finalmente Marta llegó a su destino. Se apeó del vehículo que la había transportado y procedió a despedirse de quien le había servido de chofer.

_ Fabio le agradezco mucho por haberme traído.
_ Fue un placer. Ojalá podamos volvernos a ver pronto.
_ Ojalá que sí.

Desde la ventana de la casa de la vieja Alicia, Yolanda observaba a la recién llegada con mucha atención. Cuando ésta ingresó a su vivienda, Yolanda fue a su encuentro.

_ El carro del que se bajó era el de Fabio, ¿Cierto?
_ Sí. Me lo encontré por casualidad y me hizo el favor de traerme.
_ Y cuénteme hermana, ¿qué impresión tiene de él? ¿Le cayó bien, mal?
_ Me parece un tipo muy agradable. Me da muy buena espina. Obviamente tendría que conocerlo mucho más tiempo para poder formarme una opinión más sólida.
_ Él es maravilloso Marta. Creáme que no exagero al decirle que me gané la lotería consiguiendo a ese hombre- dijo Yolanda mientras se sentaba muy cautelosamente en uno de los asientos del comedor- Yo sólo espero que todo marche bien, que todo salga sin contratiempos.
_ Nada tiene por qué salir mal Yolis. Usted se merece ser feliz - aseguró Marta esbozando una sonrisa hipócrita

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