jueves, 4 de noviembre de 2010

QUÉ ASCO.

Los 'heróes de la patria' violaron a una niña de catorce años en Tame, Arauca, y no contentos con el abuso la asesinaron junto con sus dos hermanitos. Abandonaron sus pequeños cuerpos en una fosa común. Empezaron a emerger las evidencias del crimen: morrales manchados de sangre, testimonios contradictorios, aruñazos en los cuerpos de los soldados, y el testimonio de una niña que también fue abusada por un teniente que, al parecer, es el principal responsable del mostruoso crimen. El Comandante del Ejército corré a decir que las dos niñas abusadas consintieron las relaciones sexuales, como si de por sí no fuera suficientemente grave que un mayor de edad sostenga relaciones sexuales con niñas que perfectamente podrían ser sus hijas, con edades que oscilan entre los doce y los catorce años. Muchos depravados le dan la razón al machista Comadante y agregan cínicamente que "las civiles suelen entregarse fácilmente a los militares". ¿Y acaso -preguntó yo-  un militar no debería tener el autodominio suficiente como para no caer en las redes de la pederastia y no dejarse tentar por las insinuaciones de una niña de doce años? Bueno, hago esa pregunta partiendo de la premisa de que la niña no fue intimidada o forzada para sostener relaciones con el asqueroso teniente. Qué asco.

Y los medios. Mutis por el foro. Se volcaron a condenar con exagerado ahínco la muerte del niñito Luis Santiago. Pero ante un hecho igual de atroz se hacen los desentendidos. Informan, naturalmente, pero en la jerarquización de las noticias se ve como tratan la masacre como un hecho de sangre más, de esos que a diario invaden periódicos y noticieros amarillistas. Pusieron en primera plana y como primera noticia del día el despiadado acto del padre de luis Santiago, pero a los niños de Arauca los relegaron a un segundo plano, después de informar sobre la nueva terna para Fiscal, o el referendo para legalizar la marihuana en California, o noticias tan frívolas como la del taxista que le arrancó media oreja de un mordizco a un agente de tránsito. Una vez más los medios se encargan de manipular y distorsionar la realidad, y darle un manejo tendencioso a las noticias, al tratar el crimen de los niños de Arauca como un hecho más que se pierde en el mar de noticias que a diarios nos ahogan. Qué asco.

Y la gente, lejos de concentrar sus energías en condenar con vehemencia el acto, se esfuerza es esgrimir un mismo argumento para tratar de restarle gravedad: el teniente violador es sólo una manzana podrida que no debe afectar la imagen de una honrosa y gloriosa institución. Pero no parece una simple fruta podrida cuando su crimen y su accionar se comparan con el de otros miembros de la Fuerza Pública. Por una infidelidad un policía fue capaz de someter a su mujer a los peores vejámenes, desangrarla y arrancarle sus huellas digitales; más de dos mil muchachos han sido asesinados por militares para hacerlos pasar por guerrilleros; en Cajamarca abrieron fuego contra una familia y la asesinaron, incluyendo a un bebé, y después se rifaron el fusilamiento del único sobreviviente. Qué asco.

¿Será que ese medio tan hostil en que son adiestrados los militares, hace que pierdan las proporciones? ¿Será que esa institución machista y heterocentrista está generado criminales en serie? ¿Será que los militares creen que el tener puesto un uniforme les da la potestad de hacer los que se les de la gana y disponer de las vidas de otros? Los militares aducirán que su entrenamiento debe incluir rudeza pues a fin de cuentas el ejército debe combatir a enemigos feroces, y no se puede pretender que lo haga a punta de diplomacia, buen trato y delicadeza. Pero hay que revisar bien lo que pasa en el seno de la 'gloriosa institución' porque a este paso se convertirá en una fuerza aún más criminal que paramilitares o guerrillas. Qué asco.

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