viernes, 11 de marzo de 2016

LA BASTARDA (FINAL)

miércoles 22 de julio de 2015

Faltaba una semana para que se llevará a cabo el matrimonio entre Esperanza y Oliverio Esguerra y la joven estaba resignada a su suerte, por un lado, y por el otro relativamente ansiosa por el compromiso que iba adquirir. Su vida en la casa de aquel mafioso en los últimos días se había tornado muy aburrida. Pero aquel miércoles 22 de julio la muchacha recibió una visita que alteró su cotidianidad. Esperanza estaba absorta frente al espejo del tocador, cuando alguien abrió con violencia la puerta.

_ ¿Así que usted es la tal Esperanza?

Esperanza retiró la vista del espejo y giró su cuerpo hacia la dirección de donde provenía la voz de quien le estaba hablando.

_ ¿Le puedo ayudar en algo? -le preguntó a la joven a aquella desconocida entrada en años que había irrumpido en su aposento.
_ Mmm. Basta verla para darse cuenta que usted es una niña muy corriente, sin abolengo ni nada. A de estar feliz. Valiéndose de quién sabe qué artimanña enredó a mi sobrino y se va a casar con él. Y mire que Oliverio no es una persona fácil de enredar. Muchas lo intentaron y no pudieron.
_ ¿Usted quién es señora?
_ Soy Prudencia Esguerra, la tía de su futuro marido. ¿Acaso él no le ha hablado de usted?
_ Sí. Algo me ha dicho.
_ Me imagino que usted siente que se ganó la lotería. Para una aparecida como usted debe ser la gloria haber logrado embaucar a un hombre como Oliverio -aseveró Prudencia mientras se paseaba por la habitación de Esperanza.
_ Yo no he embaucado a nadie señora. Él que siempre ha insistido con lo del matrimonio es él. Prudencia Esguerra... ¿sabe que ese nombre me suena?
_ Cómo no le va a sonar si los esguerra somos la familia más poderosa y prestante de ese pueblo... en cambio usted a leguas se ve que es una advenediza, una trepadora. Debe estar sintiendo que agarró el cielo con las manos, ¿no?
_ ¡ahhh! Ya me acordé quién es usted. Es la persona que se atrevió a humillar y echar como un perro de su casa a su propia nieta sólo porque es de raza negra- replicó esperanza luego de ponerse de pie.
_ ¿Usted de qué está hablando?
_ De lo que oye bruja. Qué triste que una persona sea capaz de trapear al piso con su propia sangre. Usted tendrá muchos apellidos, mucho abolengo, pero le falta mucha calidad humana. ¡Usted cómo persona no vale nada!
_ ¡No hable de lo que no sabe! ¿usted cómo hizo para enterarse de eso? -preguntó Prudencia con tono amenazante.
_ Eso no importa señora y por favor retírese de mi pieza porque me da asco estar tan cerca de una basura como usted. Créame, usted vale menos que un cerro de excremento.
_ ¡Maldita trepadora! ¡Ni crea que se va a salir con la suya casándose con mi sobrino!
_ ¿qué pasa aquí? -preguntó OLiverio quien tras oír el escándalo se acercó a la alcoba de su futura esposa para averiguar qué estaba pasando.
_ ¡Oliverio abra los ojos! ¡Usted no se puede casar con esta mujer es una insolente, una grosera. Me acabó de tratar de la peor manera -exigió Prudencia.
_ ¡Usted fue la que empezó! Yo sólo me defendí -explicó Esperanza.
_ Está muerta de hambre no es más que una oportunista y una trepadora. Usted no puede caer en su juego. Usted se merece alguien que esté a su altura -insistió la tía del mafioso.
_ ¿qué va a ser Oliverio: o le hace caso a esa señora y se olvida de mí para siempre, o la saca de aquí a patadas y me hace respetar?
_ Se da cuenta de las ínfulas que se gasta esta desvergonzada -opinó Prudencia.
_ Tía, lo mejor es que se vaya.
_ ¿Qué? Se va a poner de parte de ella.
_ Ella es mi mujer y si no la va a tratar con respeto, lo mejor es que aquí no vuelva.
_ No lo puedo creer.
_ Ya oyó señora. ¡Larguese! -anotó Esperanza con satisfacción.

Prudencia finalmente se marchó humillada no sin antes augurar que ese matrimonio sería un fracaso, pero pese a su oposición finalmente el día de esa unión llegó. Los medios de comunicación de La Esperanza informaron profusamente sobre ese evento que sin duda se constituía en el acontecimiento del año de aquel villorio miserable. Cuando María Berenice se enteró de aquella noticia sencillamente no lo podía creer.

El matrimonio se efectuaría en horas de la tarde. Al mediodía Débora recibió una visita que jamás se imaginó recibir.

_ Martha, ¿es usted?
_ Sí Débora. Puedo seguir.
_ Sí claro. Siga.

Se trataba ni más ni menos que de Martha Peláez Cancino la cual después de muchos años volvía a aparecer en escena.

_ Estoy impresionada. Jamás me imaginé que la iba a volver a ver -indicó Débora. Había hecho seguir a su amiga a la sala de su casa para poder hablar plácidamente.
_ Sí. Yo tampoco pensé qe algún día volvería a este pueblo.
_ ¿Y qué ha sido de su vida?
_ De eso no prefiero hablar. Débora yo vengo a que me dé información sobre mi hija. ¿Qué ha pasado con ella? ¿Cómo está?
_ Yo perdí contacto con su mamá y el resto de su familia cuando usted se desapareció. Sé que su hija se crío con  ellos. Pero dígame: ¿por qué quiere saber de su hija después de tanto tiempo?... Si no me quiere contestar no lo haga.
_ Han pasado muchas cosas y en los últimos años el sentimiento de culpa por haberla abandonado no me deja en paz. No necesito verla, hablar con ella. Si usted me dice que no sabe nada de ella, no me quedará más remedio que ir a casa de mi mamá a hablar con ella.
_ Martha yo sí sé dónde está su hija en este momento y no la va a encontrar en casa de su mamá.
_ ¿Dónde está? No me diga que ya no vive en este pueblo.
_ Sí, ella vive aquí... Está viviendo con Oliverio ESguerra y hoy mismo se va a casar con él.

En el rostro de Martha se dibujó una expresión de terror.

_ ¡¿Qué!? Es una broma, ¿cierto?
_ No. lamentable no. es la verdad.
_ Pero ese señor puede ser el padre de ella. Es más, estoy segura de eso.
_ él ya comprobó que es el padre biológico de ella. Ambos se practicaron una prueba de adn. Pero ese señor está como enloquecido. A pesar de saber la verdad insiste en casarse con esa muchacha.
_ ¡No! -dijo Martha cubriendo sus sienes con las manos- ¿Y cómo diablos se conocieron y decidieron casarse? ¿Mi hija sabe que él es el papá?
_ Ella no lo sabe. Se conocieron por casualidad. Ni él ni ella sabían la verdad. Se enamoraron. Pero apenas yo me enteré de lo del matrimonio intenté convencer a Oliverio de que no lo hiciera. Usted sabe que yo soy muy amiga de él. Pero él no entiende razones. Yo hasta temo que haya perdido la razón.
_ Yo tengo que hablar con ellos. Ese matrimonio no puede ser. ¡Dígame dónde los puedo encontrar!

Débora le dio a su otrora gran amiga la dirección de la casa y ella sin perder tiempo se dirigió allá.

_ ¿A quién necesita señora? - preguntó un hombre que estaba apostado en la entrada de la mansión.
_ Soy la mamá de la muchacha que se va a casar con Oliverio ESguerra. Necesito hablar con él.
_ Eso va a estar cómo difícil. El patrón ahora está muy ocupado.
_ Dígale que es algo de vida o muerte.
_ ¿quién es esta mujer y qué quiere? -preguntó Oliverio quien había aparecido repentinamente en la entrada de su casa.
_ Patrón, ella dice que es la mamá de la señora Esperanza y necesita hablar con usted.
_ Está bien. Voy a hablar con ella.

OLiverio llevó a martha al garage de su casa para que ESperanza no notara su presencia.

_ Usted está loco. ¿Cómo se va a casar con Esperanza a sabiendas de que es su hija? -le increpó la mujer al capo.
_ Así es la vida.
_ Ese matrimonio no puede ser. Lo tiene que cancelar.
_ Ese matrimonio no tiene reversa. Además usted no tiene derecho a exigir nada después de que abandonó a esa muchacha y la dejó a su suerte. Yo ya me sé toda esa historia.
_ Sí lo hice fue por una razón muy poderosa y estoy aquí para que no se repita el mismo error. Oliverio, usted y yo somos hermanos. Cuando nos acostamos cometimos incesto.

Oliverio soltó una risa irónica.

_ Otra que me viene a mí con historias de telenovela barata. ¿Usted de dónde saca esa estupidez? ¡dizque hermanos!
_ Es difícil de creer, pero es la verdad. Usted es hijo de mi mamá, Alicia Cancino. Ella trabajó como empleada en casa de...
_ Sabe qué: ya me cansé oír tanta basura. ¡Walter!
_ Sí patrón -contestó uno de los lavaperros de Oliverio tras atender su llamado.
_ Llevese a esta mujer de aquí y desaparézcala. No la quiero volver a ver.

El hombre cumplió la orden a pesar de la resistencia que ofreció Martha. Cayó la tarde y el matrimonio se llevó a cabo sin complicaciones. En la entrada de la iglesia que estaba abarrotada María Berenice fue testigo de la ceremonia con su rostro cubierto de lágrimas. Luego de que el cura diera su beneplácito para que los novios se besaran, la morena salió corriendo, abordó un bus que la dejará en las inmediaciones de un río que rodeaba al pueblo y luego se lanzó de un puente para sumergirse en las turbulentas aguas de ese cuerpo de agua. Ese fue el triste final de una muchacha que había perdido su más grande esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario