miércoles, 27 de julio de 2011

No más procreación

En este país deberían dejarse de maricadas y aprobar los matrimonios entre parejas del mismo sexo y su derecho a adoptar.  Sobre esta última posibilidad, los opositores arguyen que un hijo criado por homosexuales crecería en un ambiente licencioso e inmoral y, lo que es más grave, correría el riesgo de 'contagiarse' de las mismas tendencias sexuales de sus padres putativos. Y no hay nada que atormente más a un macho que la homosexualidad, porque esa condición pone en riesgo el poder que ha detentado por centurias. Desde tiempos innmemoriales son los hombres los que han tenido las riendas de la historia, los que han gobernado, los que han impuesto las reglas y el hecho de que la homosexualidad se propague como una epidemia agrieta los cimientos de ese statu quo.

Ellos desgracidamente fueron dotados con más fuerza física que la mujer y se han valido de ella para imponer la voluntad; pero también se han encargado de endurecer su alma y liquidar su sensibilidad. Así oponen la crueldad, la sevicia, el autoritarismo, a los valores débiles de la femineidad. Un hombre gay subvierte ese orden de cosas, y pone en peligro la dictadura del varón.

Por otro lado la unión entre dos hombres y dos mujeres niega la posibilidad de la procreación. Es decir que la difusión de la homosexualidad es la negación, el suicidio de la especie humana. Y los hombres son tan soberbios que no toleran la idea de desaparecer de la faz de la tierra en la que han mandado y han destruido sin reparo. En su oposición a la concepción de una familia compuesta por dos papás o dos mamás no hay más que hipocresía que queda desnuda ante la realidad. La familia como institución es un concepto inexistentes en Colombia que se debe revaluar. Los porcentajes de papás que abadonan a sus hijos, o los violan o los matan hablan por sí solos. ¿Se nos olvidó acaso la historia de Luis Santiago, el niñito asesinado por su padre heterosexual? ¿Se nos olvidan los casos de niños obligados a ser mendigos o prostitutos para que le colaboren económicamente a sus progenitores? ¿Se nos olvida que la mayoría de bebés nacidos en este país son hijos no deseados?

¿Qué ganamos defendiendo la procreación? ¿Acaso no es evidente que uno de los principales problemas de Colombia y el mundo es el exceso de población? Entre más gente sea procreada, más van a ser arrasados los recursos naturales, menos va alcanzar el agua para calmar la sed de tantas bocas y los productos para alimentarlas. Entre más gente allá, habrá más contaminación, más bosques arrasados y más pobreza en las calles, porque los principales reproductores de las sociedades siempre son los pobres. Esas son las consecuencias de haber defendido a ultranza la idea de la familia, que sólo encierra la estúpida necesidad de una especie de perpetuarse. Ojalá el mundo se llene de parejas de gays para controlar tanta sobrepoblación y que adopten a los pobres niños violados, torturados y abandonados por sus papás heterosexuales.

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