miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Por quién votar?

Dentro de poco se sabrá quiénes tomarán las riendas del Valle del Cauca y su capital, Cali. Este 30 de octubre conoceremos si el Departamento continuará en las garras de la corrupción y el saqueo del erario público, dos males encarnados en la figura de Juan Carlos Martínez. En el orden departamental hay poco de dónde escoger: un abánico de candidatos grises que no generan mayor emoción. Todo está dado para que Hector Fabio Useche sea el elegido, lo cual resultaría nefasto porque él es la ficha del ex senador Martínez, ese cacique hoy preso por parapolítica que continúa manejando los hilos de la política vallecaucana tras las rejas y que dejó claras sus "convicciones" políticas al decir que a una alcaldía y una gobernación se le podía sacar más plata que a un embarque de cocaína. Si gana Useche, en el Palacio de San Francisco continuarán reinando las fuerzas  responsables del descenso en la categoría fiscal del Valle debido al maltrecho estado en que quedaron sus finanzas.

Si gana Useche, ganará el PIN, el Mío y demás espúreos movimientos que han reclutado en sus filas los peores excrementos de la política, llámese candidatos cuestionados a los que les retiraron o negaron el aval en otros partidos o simplemente herederos de los votos de parapolíticos. Con la victoria de Useche llegará al poder el responsable de que el Hospital Siquiátrico pasará de tener un superávit a quedar con serios problemas financieros. Pero el problema es que Useche no tiene  contendores. Sus rivales son grises personajillos representantes de los desteñidos partidos liberal y conservador que no parecen dar la talla para sacar al Valle de su postración. El partido Verde no existe. A este remedo de movimiento político poco le importó sacarle provechó al apoyo ciudadano que logró en las pasadas elecciones presidenciales; no buscó candidato propio ni a Alcaldía, ni a Gobernación, y terminó plegándose a movimientos políticos tradicionales. La tal Ola Verde resultó ser una insignificante onda que se esfumó en el mar de la política.

Para ganar la Alcaldía  el aspirante más opcionado parece ser Rodrigo Guerrero, un disidente del partido Conservador apoyado por poderosas élites económicas de la región y que se echó al bolsillo a importantes medios de comunicación. No me convence del todo, pero parece ser la mejor opción porque tampoco tiene contendores. Milton Castrillón, uno de sus rivales,  es un personaje oscuro cuyo nombre salió a relucir en el escándalo por la malversación del dinero del programa de cobertura educativa. Además la Procuraduría lo investiga porque supuestamente recibió sobornos de empresarios para hacerle una modificación al Pot que permitiera construir estaciones de gasolina en sitios donde no está autorizado. Y en cuanto a María Isabel Urrutia, queda la duda si el peso de manejar una ciudad no le quedará demasiado grande.

Cali necesita un buen alcalde que sea capaz de reducir las altos índices de homicidio que se registran en la Ciudad; que sea capaz de sacar a las megaobras del limbo en el que están porque se acabó la plata para financiarlas; que le dé una solución real a la pobreza y al desplazamiento, dos fenómenos que crecen desmesuradamente sin que se les ponga freno; pero sobre todo que le inyecte a los caleños una buena dosis de cultura ciudadana para desterrar la anarquía y la intolerancia que reinan en la ciudad.

Desafortunadamente no hay mucho de dónde escoger.

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