martes, 31 de mayo de 2011

¿Cuándo?

¿Quién será el dueño de la verdad con respecto al virus del VIH? Quienes están contagiados se enfrentan a una horrible encrucijada: en frente tienen dos caminos y ambos los llevarán a la muerte. La única diferencia es que uno de esos senderos simboliza una muerte lenta. Los horribles antirretrovirales son la única medicación que existe para combatir la infección. Pero lo que se encuentra en Internet sobre estas medicinas desalienta a cualquiera que quiera ingeririrlas. El AZT, por ejemplo, fue ensayado como medicina para tratar diversos tipos de cáncer, pero su grado de toxicidad fue tan alto que decidieron descartarlo. Años después apareció como la panacea para los seropositivos, quienes al ingerirlo tienen que soportar sus nefastos efectos secundarios: mareo, vómitos, malestar general. La droga puede llegar incluso a destruir el hígado y la médula ósea, o al menos eso dicen algunos sitios de Internet. El AZT y los otros antirretrovirales supuestamente impiden que el virus se replique en la células cd4, es decir, retrasan el debilitamiento del sistema inmunológico que finalmente da pie al desarrollo del Sida. No es una cura, simplemente es un paliativo fastidioso que retrase el momento de la muerte. Pero el seropositivo que se abstenga de tomarlo, se expone a que sus defensas caigan en caída libre y finalmente muera.

En pocas palabras el destino para un seropositivo siempre será la muerte, bien sea lenta o acelerada. ¿Cuál es el camino correcto: tomar los antirretrovirales o renunciar a ellos? Hay tanta información contradictoria. Algunos sugieren que el VIH no existe, que nunca ha podido ser aislado según los protocolos establecidos; aseguran que no existe prueba que pueda detectar el virus como tal y la supuesta carga viral sólo localiza fragmentos del virus, más no éste en sí. ¿Quién tendrá la razón? ¿Sera el VIH una farsa orquestada por las empresas farmaceúticas para lucrarse gracias a unos medicamentos que realmente no sirven para nada, sino que por el contrario empeoran la calidad de vida de los supuestos infectados? ¿Por qué  30 años después de descubierto este virus no existe una cura o vacuna definitiva y en cambio se encontró en tiempo récord un remedio para el AH1N1? ¿Por qué hay tantas sombras que envuelven este virus?

Por otro lado, ¿y si el virus en verdad existe?. Y los abstencionistasen realidad le están haciendo un gran daño a los enfermos convenciéndolos de que es un mito y persuádiéndolos para que no busquen tratamiento. Qué tal que por creer ciegamente en una teoría, el infectado permita que el virus lo destruya poco a poco. Pero, ¿vale la pena vivir esclavizado a una droga? ¿vale la pena supeditar la prolongación de la existencia al consumo de medicinas con graves efectos colaterales? ¿Cuándo se va a saber toda la verdad del VIH y permitir a los infectados acabar con una zozobra que es más desgastante que la propia enfermedad? ¿Cuándo?

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