viernes, 20 de junio de 2014

La noche en que NO se coronó la tramoya

El preludio de la elección y coronación fue la borrachera colectiva desatada tras la victoria de Colombia sobre la selección de Costa de Marfil. Durante todo el día la anarquía y el desorden se apoderaron de cada uno de los habitantes de esa pobre república bananera acostumbrados a celebrar sus pequeñas glorias anegando sus gargantas y panzas de trago. Cayó la noche en medio de los ruidos de las cornetas y las nubes de harina.

El amplio espacio del Teatro Jorge Isaac nunca se llenó. Las múltiples sillas vacías quizás reflejaron el cada vez menor interés que concitan los reinados de belleza en la gente. O quizás simplemente los vallunos prefirieron celebrar la victoria de la selección nacional antes que ser testigos de la elección de su nueva reina.

En las sillas preferenciales, frente a la tarima donde desfilarían los candidatas, se ubicaron los seguidores de Daniela Galarza, mientras que en el segundo piso se apostaron los seguidores de la señorita Candelaria. Estos fueron los más entusiastas, los más bullosos y los que más se hicieron sentir. Aunque en general todas las barras se encargaron de crear la ilusión de que aquel teatro estaba a reventar.

Los miembros del jurado fueron presentados a los espectadores. Entre ellos había tres ex miss Valle: la novia de Colombia, Carolina Cruz; Catalina Robayo quien no dudo en mostrar su anillo de matrimonio dejando en claro que esa cuquita que dejó al descubierto accidentalmente durante su participación en miss Universo ya tiene dueño; y Lucía Aldana de quien el presentador afirmó que está próxima a radicarse en Bogotá para trabajar bajo la dirección del periodista Yamid Amat. En pocas palabras a pesar de su discreta participación en miss Universo, su condición de reina le sirvió de plataforma para lograr su realización profesional.

Todas las candidatas se presentaron y posteriormente desfilaron en traje de baño. Basto ver a la monumental Nathaly Rojas, Miss Ginebra, para convercerse de que a pesar de estar cruda debía ganar porque tenía el material para destacarse en Cartagena. La imponente candelaria perdió puntos en traje de baño.

Previo al nombramiento de las cinco finalistas fueron entregados algunos premios especiales. La señorita Cali se hizo a dos de ellos: mejor registro y mejor piel. Parecía ser que la tramoya estaba montada. Desde varias semanas antes de realizarse el concurso corrían los rumores de que la galarza -miss Cali- sería quien resultaría vencedora pues tenía a su favor una hoja de vida envidiable: dominio de varios idiomas y estudios en el extranjero. Además se dice que trabajó o trabaja en El País y por ello ese diario, el más importante del Valle, se encargó de hacerle buena prensa. Tanto fue así que este periódico no tuvo empacho en enumerar todos los defectos habidos y por haber de Miss Ginebra -su nariz, su mal registro, su cuerpo poco trabajado, su falta de estudios universitarios, etc, etc, etc- y en menor medida de Miss Candelaria, mientras que de miss Cali se limitaron a decir que su pero era su baja estatura. Mas la verdad sea dicha es que no sólo su 1.70 estaba en contra de la Galarza. Sin demeritar su energía, entusiasmo y preparación intelectual ni su cuerpo ni su cara eran las mejores.

Finalmente nombraron a las cinco: Ríofrío, Buga, Ginebra, Candelaria y, naturalmente, Cali. La suerte parecía estar echada: la rancia élite vallecauca encarnada en Galarza se impondría sobre el favoritismo de Ginebra. Se repetiría la historia de Damaris Dediego quien intentó representar a su Valle natal, pero quien presidía la entidad que escogía a la Señorita Valle en esa época arguyó que una negra no podía ostentar ese título porque en el CNB sólo participaban niñas de la alta sociedad. Finalmente Damaris representó al chocó en el Miss Colombia 1994 ubicándose como primera finalista. Algo similar le ocurrió a María del Socorro Patiño Irurita de quien dicen no fue escogida Señorita Valle por no ser de apellidos. Fue derrotada por la hija de quien fungía como presidente de la Cámara de Comercio de Cali en ese entonces. María del Socorro no se quedó con la espina y consiguió el decreto por parte de la gobernadora del Quindío para representar a ese departamento. En el miss Colombia 1995 quedó de virreina.

Por fin llegó el momento decisivo: el nombramiento de las princesas, la virreina y la reina. En primer lugar llamaron a Ríofrío y a Buga. Ahora era el turno de nombrar a la Primera Princesa: ¡oh sorpresa! el título recayó en daniela Galarza, miss Cali. la virreina fue Candelaria y la ganadora fue Ginebra. La tramoya fue conjurada a última hora; quizás ésta simplemente nunca existió y no fue más que un simple rumor de esos que suelen correr en la antesala de los reinados.


1 comentario:

  1. ¡Excelente artículo Julian! Me gustó el final. pero toda la narración demuestra lo irreal que es nuestra Colombia.

    ResponderEliminar